Mark Zuckerberg se toma muy en serio sus propósitos de año nuevo. Su continua búsqueda de retos para «aprender nuevas cosas y crecer», según sus propias palabras, le sirven para evadirse de su asfixiante rol como presidente y consejero delegado de Facebook. Aprender chino mandarín, conocer personas diferentes e interesantes cada día o leer dos libros al mes son algunos de la multitud de propósitos que ha cumplido y que ha compartido en la red social que creó cuando era un universitario.
El filántropo estadounidense se ha convertido en un ejecutivo, pero siempre ha sido, por encima de todo, un programador. Por ello, aprovecha cualquier hackaton o pequeño proyecto para involucrarse. Su propósito para 2016 era diseñar una inteligencia artificial sencilla con la que controlar su casa: una especie de mayordomo virtual que da vida a Jarvis, la entidad artificial que vive dentro del traje de Iron Man, para controlarlo en las películas de Marvel.
Su propósito para 2016 era diseñar una inteligencia artificial sencilla con la que controlar su casa: una especie de mayordomo virtual que da vida a Jarvis
Su primer contacto con la inteligencia artificial fue con 18 años, justo antes de entrar en Harvard. Fue entonces cuando lanzó junto a su compañero Adam D’Angelo Synapse Media Player, un reproductor de canciones con una peculiaridad totalmente rompedora para la época: la música que reproducía era seleccionada por la preferencia del usuario y sus escuchas previas. Se convirtió en su primer éxito, pero decidió ofrecerlo de manera gratuita y compartirlo en lugar de venderlo a los múltiples interesados (entre los que se encontraba el gigante Microsoft).
La nueva meta del creador de Facebook es ya, a falta de poco más de una semana para que acabe el año, completamente funcional. Zuckerberg puede hablar a Jarvis a través de su ordenador y teléfono para que controle las luces, la temperatura, el reproductor músical y las cámaras de seguridad de su casa. Distinguir a los miembros de la familia Zuckerberg y aprender de sus preferencias y patrones es lo que hace al robot especial.
Jarvis incluye varios paradigmas de inteligencia artificial, como el procesado y comprensión del lenguaje natural, el reconocimiento facial y de voz, y, lo más importante, la capacidad de aprender con la experiencia.
Conectar el hogar, primera piedra en el camino
El primer objetivo a implementar fue el de conectar todos los dispositivos de su casa. Aunque aparentemente pueda parecer la parte más sencilla, se convirtió en uno de los procesos que más complicaciones le produjo, según reconoce el propio Zuckerberg en su entrada en Facebook.
Mediante el asistente se pueden controlar distintos dispositivos del hogar.
Mediante el asistente se pueden controlar distintos dispositivos del hogar.
Antes de comenzar con los algoritmos de inteligencia artificial, necesitó escribir código para todos y cada uno de los dispositivos conectados, ya que cada uno «habla» lenguajes y protocolos distintos. Un altavoz Sonos, un televisor Samsung o una cámara Nest son dispositivos que solo obedecen al mando o aplicación que les da órdenes, problema que tuvo que solventar para que todos los mecanismos pudieran ser comandados a través de un solo ordenador conectado a internet.
Por si fuera poco, un nuevo obstáculo se interpuso en el camino de Zuckerberg. La mayoría de electrodomésticos no cuentan con conexión a Internet, lo que le llevó entonces a adaptar cada uno de ellos para poder comenzar a ponerse manos a la obra con el cerebro de su proyecto de inteligencia artificial. Lograr que, por ejemplo, su tostador se encienda y baje la rebanada de pan a través de una llamada realizada desde el ordenador fue uno de esos pequeños pasos necesarios para poder acometer su objetivo mayor.
«Necesitamos más dispositivos conectados y que la industria desarrolle APIs y estándares que permitan a los dispositivos hablar entre sí», concluyó el estadounidense en el proceso.
Hacer que Jarvis entienda el lenguaje natural
Que una máquina entienda el lenguaje humano es el primer y más importante avance a la hora de hacer de los algoritmos de inteligencia artificial algo personal. Apple con Siri, Google con Assistant, Microsoft con Cortana y Amazon con Alexa enfocan sus progresos en esta dirección, ya que es la única vía de comunicación entre sus potentes máquinas y algoritmos y una simple petición, que pudiera ser malinterpretada debido a la dependencia del contexto en la comunicación interpersonal.
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