En las profundidades del centro de Thales Alenia Space España de Tres Cantos se cuece uno de los hitos de la ingeniería aeroespacial española. La filial de la compañía franco-italiana está integrando, en un complejo y ambicioso proyecto, los subsistemas de los paneles más grandes de un satélite que se han incorporado en España. En este caso, para dos satélites surcoreanos.
Los subsistemas están formados por varios equipos conectados entre sí que, en conjunto, dan lugar a una herramienta. Entre ordenadores, cables e instrumentos de toda índole un equipo de más de 15 personas trabaja a tiempo completo para enviar el primero de los tres paneles al Instituto de Investigación Aeroespacial de Corea (Kari).
Los paneles, de tres metros de longitud y en torno a 70 kilos de peso con los equipos, se encuentran meticulosamente recogidos en el área limpia más grande de España: 1.700 m² de salas donde los niveles de higiene del aire deben mantenerse dentro de unos límites concretos. Para acceder a esta zona es necesario bata, gorro y patucos. “Es el proyecto más importante de la compañía ahora mismo”, explica David Alonso, jefe del proyecto, denominado Geokompsat 2, que la empresa ganó en una competición a una compañía alemana.
Los lanzamientos están previstos para mayo de 2018 y marzo de 2019. Una vez en el espacio, los dos satélites se encargarán de la observación de la Tierra, al estudio meteorológico, la monitorización del clima espacial, y del océano y al estudio del medio ambiente, además de la redifusión de datos procesados en la Tierra. Los dos aparatos tendrán una vida útil de diez años. “El plan espacial de Corea del Sur es ambicioso; planean ir a la Luna en pocos años”, relata Alonso. El contrato se firmó en 2014 por 21 millones de euros. Corea del Sur, Europa, EE UU, China, Rusia, India y Japón son los únicos territorios que tienen satélites de observación en órbita.
El segundo panel será entregado a Corea a finales de año, y el tercero en torno a marzo. Alonso califica los plazos de ejecución de este proyecto de “ambiciosos”. En el proyecto que están ejecutando dentro los tiempos estipulados y rebajando a “la mitad” la media en la que este tipo de operaciones se resuelven en otras compañías. Una vez que el satélite esté en órbita, en pleno funcionamiento, Thales y el Centro de Investigación Aeroespacial de Corea (Kari) comprobarán que todo funciona correctamente. Si es así, el contrato se da por finalizado y Kari pasa a ser totalmente dueño de todo el instrumento. Thales seguirá dando soporte puntual siempre y cuando Corea lo necesite.
Thales “es una escuela para comprender lo que significa un proyecto espacial”, explica José Manuel Jiménez, responsable del área de industrialización y producción. En el proyecto trabajan ingenieros de sistemas, mecánicos, térmicos, técnicos de prueba e integración, etc. “Nuestro valor añadido es que hacemos artesanía de la electrónica más que fabricación en masa” y dentro de lo que hay en España “esto es un pequeño oasis”, aclara. Cuando vienen de otros países “alucinan”, relata el ingeniero.
Thales Alinea es el líder europeo en el desarrollo y la fabricación de satélites de observación, científicos, de telecomunicaciones y de exploración espacial y participa en múltiples programas de la Agencia Espacial Europea (ESA) y de la Comisión Europea. El grupo francés Thales forma el 67% de la empresa junto a Finmeccanica que forma el 33 % restante. Forma parte de la Alianza Espacial con Telespazio y ofrecen servicios civiles y militares. Thales tiene toda la cadena de producción ubicada en Tres Cantos, desde la producción hasta la venta. En 2006 decidieron cambiar la estrategia y pasaron de fabricar equipos a elaborar subsistemas. Estrategia que les ha llevado a liderar este proyecto que pone un poco más alto el techo de la ingeniería aeroespacial española.
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